La película [Entierro de Guerrilleros de Teoponte-Dictadura de Banzer] termina con una escena en que médicos forenses abren un ataúd que dice en su tapa: "Napoleón. Emilio Quiroga Bonadona". Dentro de él hay un cadáver, supuestamente de Emilio, al cual los médicos examinan, miden, y señalan partes del cuerpo. Luego de esto, súbitamente y sin mas explicaciones, la cinta termina.
Al leer sobre este material, Alejandro Almaraz nos escribió contándonos detalles sobre la verdadera identidad de este cadáver: "La explicación es que ese cadáver le fue entregado a la madre de los
tres Quiroga Bonadona como si fuera el de Emilio, pero ella denunció
ante la prensa que no podía ser el de su hijo por varios rasgos físicos
(estatura, dentadura, etc.) que no dejaban lugar a dudas. Dijo también que,
sin embargo, era evidente
que se trataba de otro guerrillero compañero de su hijo y que por eso, y
por que es lo que quisiera que otra madre hiciera con los restos de
Emilio si se los entregaran en una situación similar, los enterraría en el maosuleo familiar como si fueran los de Emilio. Pasados los años y
gracias a la investigación de Gustavo Rodriduez, se pudo determinar,
con la plena certeza de los exámenes de ADN, que esos restos son los de
Fabio Barba Rincón, el guerrillero colombiano que vivió en mi casa
varios meses y al que quisimos como si fuera de la familia. Hace algo
más de dos años, en un acto público, se le entregaron los restos de Fabio
(alias Chuma) a su hermano que vino de Colombia para repatriarlos".
Alejandro escribió sobre Chuma y nos comparte su artículo, para complementar esta historia que aún sigue multiplicándose en preguntas sin respuestas.
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FABIO BARBA
por Alejandro Almaraz
Fabio Barba fue el guerrillero
colombiano caído en la guerrilla de Teoponte en 1970. A sus 24 años, cambió su
graduación en la Facultad de Medicina de la Universidad Patricio Lumumba de
Moscú y el promisorio futuro de médico en su país, por la lucha armada en otro
ajeno y desconocido. Como varios otros jóvenes de distintos países del
continente, poderosamente convocados por la palabra y el ejemplo del Che, Fabio
Barba sumó sus sueños y su muerte a la composición y espíritu latinoamericano
de aquella inmolada guerrilla boliviana.
En Bolivia, antes
de su ingreso al monte, a tiempo de ser guerrillero, cumplía, siempre sin
tarifa u honorario, muchos otros oficios y funciones: albañil, pintor de brocha
gorda, profesor, agricultor, médico, activista o espectacular atleta de
múltiples disciplinas. Hacía todo aquello en lo que pudiera servir humildemente
a otros, que pudiera compartir fraternalmente con otros, que pudiera hermanarlo
a otros, porque lo que por sobre todo quería ser, en los actos cotidianos de su
vida antes que en las palabras, era aquel hombre nuevo que daría substancia
humana a la nueva sociedad. En la selva de Teoponte, combatió hasta las últimas
fuerzas arrancadas a la inanición contra un implacable enemigo de abrumadora
superioridad bélica. El 20 de septiembre de 1970, en la loma Porvenir, Fabio
Barba y los guerrilleros bolivianos Carlos Navarro Lara y Emilio Quiroga
Bonadona fueron muertos por las fuerzas exterminadoras del ejército con
escarnecedor derroche de violencia. Ya muertos, todavía serían víctimas del
siniestro método contrainsurgente del exterminio total, ideado y aplicado por
el brazo represivo del poder en casi todo el continente. En razón a este infame
recurso, en Teoponte las fuerzas contrainsurgentes ejecutaron, sin juicio ni
piedad, a decenas de guerrilleros casi indefensos, doblegados por el hambre y
las enfermedades y que, en muchos casos, habían sido ya capturados o se habían
rendido. Luego, hicieron desaparecer la gran mayoría de los cadáveres para que
no existan sepulturas donde se los pudiera llorar y recordar, para que fueran
anónimos despojos tragados por la selva, el silencio y el olvido. Así, la
aniquilación de las vidas se perfeccionaría con la desaparición de los cuerpos
y la supresión de la memoria.
Pero a Fabio Barba
no pudieron desaparecerlo, lo impidió la valentía piadosa y solidaria de una
madre. La señora María Luisa Quiroga Bonadona perdió tres hijos en Teoponte, y
cuando le entregaron el cuerpo de Fabio Barba como si fuera el de su hijo
Emilio, denunció ante la prensa la suplantación pero anunció que enterraría a
ese otro y desconocido guerrillero como si fuera su hijo. Así, los restos de
Fabio Barba quedaron preservados y amparados en la ajena pero fraternal tumba
del compañero con el que compartió sus sueños revolucionarios, su ilusionada
lucha guerrillera, sus últimos instantes de vida y su muerte. Y así
permanecieron muchos años, hasta que los vientos democráticos de los nuevos
tiempos derrotaron el olvido y fructificaron la búsqueda de la verdad y de los
desaparecidos.
Estos días, el cuerpo de Fabio Barba, finalmente
entregado por el Ministerio de Justicia a su hermano, retornará a Colombia
después de 41 años de su muerte. Pero su memoria, ya sin tumba ni cuerpo, renacerá,
perdurará y vencerá en esta otra patria que escogió para luchar y morir. Mientras
hoy mismo se desconocen los nombres de los oficiales que impusieron en Teoponte
su deshonrosa victoria de exterminio, porque ellos mismos se cubrieron de
culposo anonimato, las futuras generaciones de bolivianos recordarán a Fabio
Barba, junto al Che, a Inti y a los guerrilleros caídos en Ñancahuazú y
Teoponte, cuando necesiten un ejemplo que les revele la condición humana y la
estatura moral desde las que se debe, y se puede, construir esa nueva sociedad
que los latinoamericanos le debemos a nuestros sueños.
donde puedo encontrar esa cinta de Entierro de Guerrilleros de Teoponte, soy hija de Emilio Quiroga Bonadona.
ResponderEliminarHola Karem,
ResponderEliminarPuedes contacterte con la Cinemateca Boliviana o bien escribirnos a carolinacappa@gmail.com y hijadelbarrio@gmail.com para que coordinemos.
Gracias!